Quizás salga sobrando decirlo, pero lo que abunda no daña.
Soy enteramente responsable del contenido, la factura y la orientación de mis textos, publíquense donde se publiquen, y de la decisión de reproducir en esta artesa escritos ajenos, lo que haré con el propósito que en cada caso resulte pertinente, y siempre con una guía: el decoro. Es una virtud que urge promover cuando esa palabra y otras cercanas a ella no están de moda, aunque viven, junto a las cualidades que ellas nombran, en los seres honrados de este mundo, seguramente mayoría, aunque los medios dominantes pudieran hacer creer lo contrario.
Nada tengo que ver con anuncios que Google u otra fuente añadan por su cuenta, y que no me sea posible suprimir; pero me reservo el derecho de expresar adhesión a ellos cuando lo estime necesario, o de impugnarlos, si hacerlo pudiera tener algún sentido de utilidad, al menos para la alegría.
Agradezco vivamente que la misma guía antes mencionada esté en la médula de los estimulantes comentarios que he comenzado a recibir, a los cuales —como seguiré teniendo por norma— he intentado corresponder puntualmente, aunque es muy difícil ponerse a la altura de su generosidad. Así y todo, lo que más aprecio en ellos es su decencia, propia de quienes los han escrito. Con seres humanos como esos, ¡y como esas!, da gusto comunicarse. En la base de este verbo alienta común, raíz también de comunión, algo necesario incluso para que la discrepancia sea un acto fértil, no chapoteo en la inmundicia. ¡Vade retro!
(Cuando las anteriores líneas dejen de aparecer en este espacio de la artesa, permanecerán en ella localizables con un enlace indicado por su correspondiente ícono: [L.T.S.])
Leyéndole, mi querido Luis, una siente realmente una gran satisfacción al hallar un verdadero maestro del lenguaje, pues es un estímulo más para quien intenta en el gozo de la expresión escrita, dar galanura a las palabras; y es precisamente uno de los motivos mejores que podemos ofrecernos, con la abstracción artística que produce el significado de cada idea o pensamiento formal, pero siempre llevado con el firme propósito de ofrecer algo útil o la esencia de una buena lectura, lo que ella sugiere por sus buenos contenidos o intenciones como acabo de leer.
Me alegra mucho, amigo Luis, que emprenda este delicioso periplo a través de estos medios, considerando el mismo, como parte imprescindible de «un hacer con decoro», pues no siempre los que navegamos en la red, nos encontramos satisfechos de todo cuanto nos rodea porque hay demasiadas cosas que nos afectan; pero siempre está la opción de depurar contenidos en lo posible para evitar inconvenientes, así se extrae lo que mejor llena. Sabemos que los que nos respetan porque nos van siguiendo, son parte silenciosa que reconoce y busca en lo que damos o hacemos, algo parecido, entonces se convierte en un estímulo para darnos el placer de escribir sobre lo que nos gusta o, en otro caso, informar. Realmente Internet es una maravillosa ventana abierta o un libro que si se sabe utilizar, dará siempre su parte positiva a cada usuario.
MI cordial saludo.
Australia Elisa
Mi querida amiga Australia Elisa, usted es, en su vida cotidiana y en su charca de ranita azul, un buen ejemplo de decoro. Por eso siento que su amistad me honra, y disfruto el diálogo con usted. Deseo seguir mereciendo una y otro. Los buenos valores ennoblecen a los medios, y hemos de procurar que estos sirvan a los primeros. Mi cordial saludo siempre para usted.
Bien dicho, amigo Sande.